En comparación con otras páginas web de alquiler de casas, las fotos de los alojamientos en Airbnb suelen destacar por su alta calidad. No es casualidad. Cuanto mejor es el nivel de las imágenes, mayor es el número de reservas que recibe una propiedad, y Airbnb lo sabe.
En un momento dado, los fundadores de Airbnb, Brian Chesky y Joe Gebbla, comenzaron a analizar las razones por las que los alojamientos en determinadas ciudades no estaban generando el número de reservas esperado. En el caso concreto de Nueva York, observaron que las fotos de la mayoría de las casas eran mediocres y a menudo habían sido realizadas con cámaras de teléfonos móviles. Esto les llevó a plantearse la hipótesis según la cual el número de reservas aumentaría si las fotos eran de elevada calidad.
Cogieron un avión rumbo a Nueva York. Allí, con una cámara de 5.000 dólares alquilada, visitaron y fotografiaron una a una tantas propiedades como pudieron. A continuación, observaron que las reservas de los alojamientos cuyas imágenes habían mejorado recibían entre dos y tres veces más reservas en comparación con aquellos con fotos de baja calidad: habían validado su hipótesis. Los mismos resultados se repitieron en ciudades como París o Londres.
Con el fin de ‘escalar’ la solución, pusieron en marcha un programa para que los propietarios pudieran recibir a un fotógrafo profesional, sin coste para aquellos. A finales de 2012, más de 2.000 fotógrafos freelance habían hecho fotos a unos 13.000 alojamientos.
Sean Ellis y Morgan Brown recogen esta historia en el libro Hacking growth, al hablar sobre la única métrica que importa o North star. Si no la conoces, otra célebre historia de los fundadores de Airbnb es “la de los cereales”.
Atribución de la foto: Allie Michelle