El timing es para las startups parte de ese factor suerte que muchas veces falta y otras veces, las menos, se tiene. Es lanzar el producto adecuado justo en el momento adecuado, ni antes ni después. En mi experiencia, he visto dos elementos que influyen en el timing: la tecnología en sí, en unas ocasiones, y las barreras a la adopción de dicha tecnología o solución por parte del mercado objetivo, en otros casos. Me explico a continuación con algunos ejemplos.
- Whipcar fue el primer servicio de alquiler de coches entre particulares en Reino Unido. A pesar de haber lanzado una excelente plataforma, el mercado no estaba preparado para esta solución: era demasiado temprano y cerró en 2013. Sin embargo, con la llegada de Airbnb y la eclosión de la economía colaborativa, ahora Hiyacar toma el testigo de Whipcar en un contexto notablemente más favorable. Ahora puedes decirle a la gente que eres “el Airbnb de los coches” y te entienden sin problema (al menos en Londres, por lo general). Cuando le pregunté al CTO de Hiyacar (antes CTO de Whipcar) que por qué creía que Hiyacar tendría éxito donde Whipcar claudicó, la respuesta fue clara: timing.
- Cuando, allá por 2009, empezamos a crear Banana Campus (un campus virtual para estudiantes universitarios), uno de los servicios que más relevante nos parecía era el de intercambio de apuntes. No obstante, en aquel momento la tecnología para subir y almacenar documentos no era nada trivial, de ahí que pospusiéramos el desarrollo de esta funcionalidad. Luego Google y otros como Scribd abrieron sus plataformas de gestión de documentos a terceros y a bajo coste, lo que nos permitió hacer esta integración. Pero, claro, ya era demasiado tarde. A su vez, vender publicidad en el apogeo de la crisis económica en España era casi imposible. En tiempos más recientes, Wuolah ha crecido con un modelo que se centra justamente en el intercambio de apuntes y en la venta de anuncios.
- Facebook no fue la primera red social. Antes sucumbieron Friendster (que sufrió graves problemas de rendimiento en su plataforma, así como de cuentas spam) o Myspace (que llevó la personalización de perfiles al extremo). Pero antes aún, en 1997, nació SixDegrees, que se enfrentó a las limitaciones de la velocidad de conexión de un internet incipiente, por no mencionar la ausencia de cámaras de fotos digitales y smartphones.
Identificar el timing adecuado es cómo predecir el futuro. Pero nadie tiene una barita mágica. Cuando una ventana de oportunidad se empieza a abrir, lo importante es sobrevivir hasta que esa oportunidad de verdad es tal, aguantar hasta el momento en que tecnología y mercado entran en perfecta comunión. Milanuncios es un caso de éxito en este sentido.
Ricardo Cobaleda creó Milanuncios en 2005, cuando ya existían otras tantas plataformas de anuncios clasificados. Él mismo, en solitario, fue capaz de llevar el proyecto en casi su totalidad, manteniendo unos costes muy reducidos. Con el paso del tiempo, sus rivales se fueron marchitando por el camino -la sección de clasificados de eBay, Mundanuncio o Segundamano, entre otros-, mientras que Milanuncios se convertía en la página web de anuncios clasificados líder en tráfico en España. Mantener una estructura de costes bajos fue la manera de resistir y vencer a largo plazo. Su fundador la vendió por 100 millones de euros en 2014.
(Cuento más sobre la historia de Milanuncios y otras startups españolas aquí).
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