Comentario sobre “El pequeño libro de las grandes decisiones»

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    Utilidad práctica - 9/10
  • 8/10
    Carácter inspirador - 8/10
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    Profundidad, detalle - 7.5/10
  • 7.5/10
    Entretenimiento - 7.5/10
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Hace no mucho un buen amigo me habló sobre “El pequeño libro de las grandes decisiones. Cincuenta modelos para el pensamiento estratégico”, de Mikael Krogerus y Roman Tschappeler, que he de calificar aquí como un “pequeño gran descubrimiento”. Los autores, con destacada concisión,  recopilan y ordenan hasta cincuenta modelos de toma de decisiones, cuyo uso nos permite ir mas allá de la mera lista de pros y contras en la que a menudo basamos nuestros juicios más “racionales”. Si bien estos modelos no dejan de ser más que simplificaciones de la realidad, recurrir al framework oportuno en la situación adecuada desde luego puede orientar la toma de decisiones y ofrecer perspectivas diferentes. Ayudan a pensar.

Algunos de los modelos expuestos son bien conocidos –aunque nunca está de más repasarlos-, como la pirámide de necesidades de Maslow, la matriz del Boston Consulting Group o los seis sombreros para pensar, pasando por el análisis DAFO o el principio de Pareto, al tiempo que otros resultan originales y quizás todo un hallazgo para el lector. De entre todos los modelos, por su carácter visual, me ha llamado la atención el “modelo de la goma elástica”. Éste consiste en abordar un dilema o decisión planteándonos: ¿qué me sujeta? ¿Qué tira de mí? Con ello, en lugar del clásico listado de pros y contras, la goma elástica hace que pasamos a generar dos preguntas en positivo que además apelan a la emoción del individuo.

Lo interesante es que, vistos de seguido, los diferentes modelos ofrecen variedad y versatilidad; así, nos permiten analizar temáticas como la interacción entre individuo, familia, amistades y redes de contactos, el trabajo en equipo, el permanente debate entre pasado, presente y futuro, la conveniencia o no de oportunidades de negocio y líneas de producto, etc. Los autores recomiendan trabajar estos modelos por cuenta propia, y también con amigos o compañeros de trabajo, según el caso. Asimismo, recomiendan dibujar ya no solo al utilizar estos modelos, sino a la hora de realizar presentaciones en general: “dibuja mientras hablas”; de este modo, el público nos escucha y mira lo que hacemos, esto es, logramos atención doble.

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